Especialmente para algunos. Ya se consumó el matrimonio. Ya se produjo el recambio gubernamental.

La expectativa es alta, las oficinas son lindas, los secretarios son muchos.

Los felices flamantes funcionarios ya están acomodados con el mate en la mano y con las selfies publicadas.

Ahora es momento de ponerse a trabajar, algunos más pronto que otros.

El nuevo gabinete renovador tiene urgencias. Hubo ministros que se fueron del cargo por decantación natural, pero a otros los fueron porque no supieron gestionar.

En estos casos, las urgencias son mayores. Las vacaciones deberan postergarse, al menos por un tiempo.

Ya se terminaron las especulaciones, ahora hay que poner en marcha el Estado y apagar algunos focos de incendio.

El primer estallido se dio en Salud Pública. Es que el saliente Walter Villalba no pudo, durante todo su mandato, entablar un diálogo con los trabajadores del sector y mucho menos solucionar sus conflictos.

A menos de 48 horas de asumido, el nuevo titular de la cartera sanitaria, Oscar Alarcón, ya debe enfrentarse a un justo reclamo.

Los instrumentistas, cirujanos y enfermeras que se desempeñan en el área de cirugía del Hospital de Pediatría renovaron su reclamo de pago de un adicional y de horas extra en feriados y fines de semana, hasta el momento, sin respuestas por parte de esa cartera.

Es un reclamo irrisorio. Según los empleados, se trata de alrededor de 5 mil pesos por mes para cada uno de los trabajadores. Una suma que apenas supera los 100 mil pesos mensuales para pagar a todos ellos.

Resulta increíble pensar que se estén suspendió cirugías programadas a gurises misioneros por tan poca plata, por tan poca cosa.

El botón de muestra. La burocracia y la desidia de algunas autoridades no tienen justificación. En Salud Pública, la “Luna de Miel” debe ser muy, pero muy corta.