María Gómez manifestó su decepción, afirmando: “Estamos cansados de esperar porque todo sigue en lo mismo, nadie nos hace caso”. Uno de los principales problemas que destacó es la necesidad de abrir la calle de ingreso, debido a que dos puentes precarios están al borde del colapso. “Necesitamos que abran la calle para poder cruzar. Tenemos dos puentecitos que se están por caer”, subrayó.

Asimismo, hizo hincapié en la urgencia del desmalezamiento, ya que la presencia de alimañas e insectos de diversas especies está afectando la tranquilidad de los residentes. “Hay víboras, alacranes, cucarachas y ratas”, lamentó. Además, señaló los inconvenientes que esto genera para los propietarios de vehículos, quienes deben lidiar con los daños causados por los pozos y piedras en el camino. “Tenemos nuestro vehículo y mandarlo a arreglar por los pozos y piedras”, agregó.

Por su parte, Adrián Vera compartió su experiencia durante los días de lluvia, explicando que el agua proveniente de la ruta (avenida Quaranta) afecta considerablemente la calle de tierra, convirtiéndola en un terreno intransitable. “Esto quedó alto porque alquilábamos máquinas con plata de los vecinos para arreglar las calles”, afirmó. También, hizo mención a situaciones incómodas y peligrosas que ocurren durante la noche, ya que muchas personas se esconden en el monte cercano.

A pesar de los problemas que enfrentan, los vecinos denuncian la falta de acción por parte de las autoridades. Según relataron, hasta ahora han sido visitados por seis topógrafos que prometieron arreglar la calle, pero hasta la fecha no se ha realizado ninguna mejora.