POSADAS. Danzas, ritmos y un gran espectáculo, acompañado además de un buen marco de público, hicieron posible que se viviera a pleno la primera ‘noche de calle’. El paseo ribereño fue nuevamente el escenario de los jóvenes, quienes con entusiasmo desplegaron sus números artísticos preparados desde hace varios meses. Con sus atuendos exóticos colmados de brillos por doquier, espaldares y tocados de múltiples y coloridos plumajes, cada institución brindó una performance de proporciones únicas que dejó atónito a más de uno entre el público presente.
Llenos de orgullo y con una algarabía que no les cabía en el pecho por representar a su institución, los estudiantes desfilaron con sus escuadras de baile, instrumentos de percusión y por supuesto, sus carrozas artísticas e ingeniosas. Con el pasar de los distintos colegios, la ovación desenfrenada y grandes gestos de sorpresa por parte del público fue una situación que se repitió en cada palco.
La Estudiantina Posadeña es una marca registrada en la región, una celebración que ha perdurado durante 70 años, sólo interrumpida recientemente debido a la pandemia. Esta festividad encarna una rica tradición histórica y una pasión que une a los estudiantes secundarios que se preparan año a año con meses de anticipación para la gran cita. En cada nueva edición, los participantes sacan a relucir lo mejor de sí mismos, entregando su máximo esfuerzo en cada presentación. Desbordan ingenio, creatividad y talento, siempre con un objetivo claro en mente: lograr la victoria para su colegio.