“Hace mucho tiempo pedimos obras”, lamentó, destacando la urgente necesidad de medidas para abordar la situación. “Se tenía que empezar el 1 de agosto, no pasó nada. Vienen y miden, dejan marcado y nunca vienen. Queda ahí todo”, agregó.

Mendoza describió la realidad de la zona en términos crudos, señalando que sin el entubado adecuado, el Arroyo Itá sigue siendo un peligro constante. “Como no hay entubación, esto es un arroyo”, dijo. “Cuando llueve fuerte, viene mucha agua”, advirtió, señalando cómo la falta de obras ha llevado a la erosión y a la pérdida de tierra en la zona.

Los efectos devastadores de la falta de entubado no se limitan solo a la tierra. “A los vecinos les lleva el agua”, lamentó, destacando cómo las crecidas del arroyo pueden poner en peligro a las familias locales. “Cuando el arroyo crece es enorme. Algunas veces tuvimos el agua casi al metro de altura, dentro de las casas”, recordó.