Opinión

Si los votantes le dieran bola a Montesquieu…

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Por: Walter Anestiades

Si los votantes le dieran bola a Montesquieu…

“La historia universal es el progreso en la conciencia de la libertad”, decía el filósofo Hegel. No han sido tantos los que se percataron a tiempo de la gravedad de permitir que en un gobierno se instalen autócratas. Personas entronizadas en un esquema en el que su voluntad es la ley máxima.

En la Argentina del siglo XXI los teléfonos son más inteligentes que muchas personas. Los sucesivos éxitos electorales de los Barones del conurbano bonaerense, de Insfrán en Formosa, de Rovira en Misiones, de los Rodríguez Saa en San Luis, y las tradiciones feudales que gozan de estupenda salud en Catamarca, Tucumán, Jujuy, Salta, Neuquén, Santa Cruz, Chaco, San Juan, La Rioja o Santiago del Estero, nos fuerzan a seguir recordando aquello de Cicerón: “la libertad no consiste en tener un buen amo sino en no tener ninguno”. Una porción sustantiva del electorado, que cuando no es mayoría le pega en el palo, sigue prefiriendo a los “buenos amos”.

Ese continúa siendo el problema estructural. Votantes que concentran el poder en una persona que, por supuesto, después abusa de su poder porque puede hacerlo impunemente. De eso deriva que estén en marcha muchos proyectos de poder pero ningún proyecto de país, de provincia o de ciudad. Y no son lo mismo.

La calidad institucional es la que favorece la calidad de vida. Millones de argentinos ni le llevan el apunte a eso. Y siguen votando intendentes, gobernadores o presidentes a los que nadie controla. Luego, lo que sucede en sus gobiernos es de manual.

Hace un año, ante el fracaso económico del gobierno de Macri, y tras el histórico yerro del peronismo que en vez de autodepurarse para tornarse republicano se volvió a unir con el kirchnerismo, llegó el triunfo electoral del Frente de Todos. Otro proyecto de poder que se concentra en la búsqueda de impunidad para su jefa política. Sus funcionarios, comenzando por el Presidente, se la pasan buscando responsables para eludir hasta la más mínima autocrítica y hacen declaraciones para sostener la hipérbole en los videograph de la tele y en los medios que viven de la pauta.

Si no se asume que los gobernantes deben ser controlados no se entiende nada. Cristina Kirchner es una autócrata. Como lo era su esposo Néstor. A unos 2.500 kilómetros de la Casa Rosada en Buenos Aires, se encuentra la Casa de Gobierno de Santa Cruz, en la calle Alcorta, ciudad de Río Gallegos. El plan nacional en ejecución es similar al provincial y al nacional que ya ejecutaron. Van por todo en el país porque en Santa Cruz ya tienen todo. Con un estado clientelar cuyo piso de votos cautivos hace que para un opositor en serio ganar las elecciones sea una quimera. Porque en esos proyectos políticos personales sobrevivir de las migajas que tira el estado no es una ayuda social indispensable. Es parte del plan para sostenerse en el poder.

Argentina. Octubre de 2020. Tenemos una economía que Cristina dejó en Guatemala, Macri la puso en Guatepeor y el Frente de Todos ya la llevó a Guatepeor Recargada. Y una pandemia que afecta al globo terráqueo, pero que con inútiles y mentirosos en los gobiernos afecta más.

Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu, vivió 66 años en la Europa de fines del siglo XVII y de la primera mitad del siglo XIII. Nos dejó un legado intelectual que debería ser ineludible. Nos habla de la separación de poderes. De lo capital que resulta que el poder no se concentre y que quién lo ejerza sea controlado. El clásico “checks and balances”. Hace años que millones de electores argentinos, cientos de miles de electores misioneros y miles de electores obereños votan haciendo todo lo contrario: concentran el poder. Se enamoraron de la estabilidad de sus cadenas.

Así estamos más cerca de la distopía que de la utopía. Una cuestión de fondo que se ve reforzada por la decadencia educativa y el embrutecimiento general. Fijate el nivel de los comentarios de los cyber-opas al pie de los artículos. Personas que no leen las notas y opinan barbaridades en base a fotos y titulitos. Todo con una ortografía que hace arder los ojos. Los helenos le decían “idiotas” a aquél que solo se preocupaba por lo suyo y despreciaba los asuntos de la ciudad. El día de las elecciones parece un censo de idiotas…

El psicólogo argentino Marcelo Rodríguez Ceberio postula que cuando tenés un problema y no lo solucionás, el paso el tiempo hace que estés igual. Y eso es estar peor.

Muchos quieren saber que pasará en el futuro. Por no querer entender que nadie tiene derecho en nombre de nada a abusar de su poder, es que en el futuro estaremos igual.

Y eso es estar peor…

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