Opinión

Un gobierno fantasma como las aerosillas de Salto Encantado

cargando anuncio

Por Emilia Pecaro

Compartir
Compartir articulo
Un gobierno fantasma como las aerosillas de Salto Encantado
Foto vía web

En Misiones, parece que el gobierno provincial ha adoptado el arte de no arrancar como política de estado. Una y otra vez, los ciudadanos se encuentran con un espectáculo de inacción disfrazado de actividad frenética, donde la gestión parece más interesada en el show mediático que en la sustancia de gobernar.

Recientemente, un error del exgobernador Hugo Passalacqua ha capturado la esencia de esta administración que parece correr en círculos. Al saludar a Aristóbulo del Valle, Passalacqua publicó una foto de la aerosilla de Salto Encantado, un error que luego trató de corregir borrando la publicación. El mandatario provincial ni siquiera tuvo en cuenta que Salto Encantado ya es un municipio independiente y ya no depende de la localidad que estaba de aniversario.  Este desliz, que podría parecer un error de equipos de comunicación, es simbólico de una gestión que oscila entre la confusión y la necesidad de aparentar que todo marcha bien.

Además, el acto de entregar fondos que ya se debían a los municipios se convirtió en un teatro elaborado, un intento de mostrar una eficiencia que no es tal. El dinero, que simplemente cumplía con obligaciones presupuestarias normales, fue presentado como si fuera una generosidad extraordinaria del gobierno, cuando no era más que la rutina administrativa vestida de gala.

La estrategia parece clara: mientras el gobierno se concentra en estos actos de prestidigitación política, utiliza el aparato estatal no sólo para promover su imagen, sino también para desgastar y desacreditar a cualquier voz opositora. La fabricación de noticias falsas y la utilización de recursos públicos para desprestigiar a los adversarios políticos se han convertido en la norma, dejando de lado lo que realmente importa: gestionar y gobernar eficazmente.

Esta actitud no solo revela una falta de dirección clara y un agotamiento evidente de las ideas y la energía necesarias para impulsar a la provincia hacia adelante, sino que también sugiere una desconexión profunda con las necesidades y expectativas de los misioneros. Parece que para algunos dentro del gobierno, la política se ha reducido a un juego de espejismos y manipulaciones, donde lo esencial se desvanece tras cortinas de humo y espejos.

Estamos ante un gobierno que, en lugar de arrancar, parece estar permanentemente calentando motores sin moverse del lugar. Y en este teatro del absurdo, son los ciudadanos los que terminan pagando la entrada sin recibir nada a cambio. La gestión muestra signos de fatiga, y aunque no todos en el gobierno participan de este desgaste, es claro que se necesita un cambio de rumbo urgente.

Es hora de que Misiones exija más que simples trucos y espectáculos. Los misioneros merecen una gestión que priorice las verdaderas necesidades de la gente sobre las maniobras distractivas y las tácticas de desinformación.

Comentarios