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Desidia y dengue en Oberá

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De repente, en el verano, la tradicional desidia del estado renovador encontró en la ciudad de Oberá un modo de hacerse notar aún para aquellos que, también tradicionalmente, no quieren verla ni oírla: pica.

Desidia y dengue en Oberá

     Hace cuatro años, en el verano de 2016, el dengue fue un verdadero problema para Oberá. Pero la respuesta del estado fue por entonces la correcta y el asunto se olvidó. Craso error. Lejos de seguir fumigando, limpiando y concientizando a la población, la administración de Carlos Fernández, paradojalmente médico de profesión, se relajó. Y el dengue, en el verano de 2020, volvió y volvió peor.

    En el mediodía del martes pasado, Oscar Alarcón, ministro de salud de la provincia, estuvo en Oberá y se reunió con el alcalde y con las autoridades pertinentes a favor de “fortalecer tareas contra el dengue”. Tras la junta el ministro Alarcón habló. Mejor no lo hubiera hecho. Dijo que solo tienen “seis casos confirmados de pacientes con dengue en Oberá”.

La distancia entre esa cifra y cualquiera que esté un poquito al tanto de la realidad local es tan abrumadora que dejó al ministro en ridículo y parte de la sociedad reaccionó. Que haya reacción en Oberá es otro indicador de lo delicado del asunto.

     Ayer miércoles, en sesión extraordinaria, el Concejo Deliberante declaró la “Alerta Sanitaria” por noventa días en el municipio de Oberá. Argumentaron que “actualmente en la ciudad existe un elevado caso de pacientes que presentan sintomatología compatible con la enfermedad del dengue”. Una decisión salomónica entre el pedido de declaración de “epidemia” solicitado por el bloque opositor de Juntos por el Cambio y la necesidad política de no dejar en evidencia a sus líderes.

     Desde el bloque de concejales de Juntos por el Cambio (Horacio Loreiro y la médica ginecóloga Mara Frontini), explicaron que le pidieron informes sobre la situación del dengue en Oberá al hospital Samic, a la municipalidad, al Ministerio de Salud Pública provincial y al Colegio de Bioquímicos de Misiones. Y que nadie respondió. A su vez el bloque opositor impulsó su propia recolección de data.

Se creó una página en la red social Facebook  (Alerta Sanitaria de Dengue en Oberá) en el que se pide a la población que informen nombre y apellido y dirección de las personas que contrajeron la enfermedad, a favor de que el municipio envíe agentes a fumigar la casa, el terreno y la manzana en la que viven. En un poco más de veinticuatro horas de funcionamiento de la página, esta suerte de mapa virtual del dengue registró casi doscientos casos.

     El ministro Alarcón recurrió al denso argumento de echarle la culpa a los mass-media al decir que “generan pánico con números falsos” de infectados. Alguien debería explicarle a este señor que lo que le da tranquilidad a la población es conocer la verdad, que el estado haga prevención y concientización, y saber que están en manos de funcionarios idóneos.

     La realidad es que, insistimos, además de que hay personas-muchas-que en vez de ayudar en el descacharramiento y eliminación de basurales hacen todo lo contrario, el propio municipio pateó en contra desoyendo las alertas recibidas en el invierno pasado. La realidad también marca que el Samic, hospital público, no tiene los reactivos para dengue, y el análisis solamente lo hace un laboratorio privado local.

     Ni pánico, ni uso político, ni dispensa de la responsabilidad social. Pero tampoco ocultamiento de la obvia desidia estatal.

     Oberá. Verano del 2020. Vaya con la forma que encontró la realidad de hacerse notar.

     Picando…

Walter Anestiades para www.misionescuatro.com    

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