POSADAS. Acompañada por su pareja y su hijo, María Zembruski colabora a diario con el trabajo de la chacra y en la preparación de productos para llegar desde Gobernador Roca hacia la feria de Itaembé Miní.
El trabajo es “de todo el día”, cuenta María y asegura que es una vida “muy sacrificada”, tanto que su hijo tuvo que elegir entre estudiar o trabajar en la chacra. “No es malo, es un trabajo digno y honrado, pero es conveniente que los chicos estudien”, agrega.
Consultada sobre el impacto de la pandemia en el trabajo de los feriantes, María aseguró que la situación estuvo difícil, sobre todo en la etapa de cuarentena estricta cuando las ferias cerraron sus puertas y junto a su familia decidieron reinventarse publicando y vendiendo los productos en redes sociales.
“Cuando recién arrancó la pandemia, se suspendió la feria y nosotros para no quedarnos con la producción en las chacras vendíamos en casa y hacíamos repartos en los negocios”, comentó la productora quien aseguró que, producto de la situación sanitaria, “las ventas mermaron en comparación a años anteriores”, aunque los precios se mantienen.