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Ningún funcionario se comunicó con la cuarta denunciante contra el juez de paz acosador: “Se siente mucha impotencia”

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Rosa R., otra de las mujeres que acusó al juez Augusto Aldir Z., reveló que al escuchar a la primera denunciante, “reviví todo lo que me pasó a mí” hace 25 años, cuando el ahora magistrado la habría mantenido encerrada en su casa de Santa Rita. El jueves, “todo el pueblo de Alba Posse”, marchará exigiendo la destitución del funcionario judicial.

Ningún funcionario se comunicó con la cuarta denunciante contra el juez de paz acosador: “Se siente mucha impotencia”

POSADAS. Una de las presuntas víctimas de acoso sexual por parte de Augusto Aldir Z., es una mujer que reside en Posadas, quien reveló que hace 25 años, fue privada de su libertad por el señalado juez de paz de Alba Posse. Según Rosa R., esto ocurrió en la vivienda que el ahora magistrado tenía en la localidad de Santa Rita, cuando ella fue a buscar una carpeta que el acusado le ofrecía para conseguir trabajo como docente en 1998.

La mujer dialogó con el Noticiero Central de MisionesCuatro este lunes y brindó detalles de lo vivido, de su denuncia y de la marcha que se realizará el próximo jueves, desde las 9 en Alba Posse, exigiendo la destitución del juez de paz que ya acumula cuatro denuncias por acoso sexual, desde que la contadora Antonella, radicara la primera de las acusaciones en la Comisaría de la Mujer de Oberá, el pasado 7 de marzo.

A escasos días de presentar su denuncia contra Augusto Aldir Z., por abuso sexual simple y privación ilegítima de la libertad, el pasado viernes, Rosa explicó que se decidió a acusar al juez, luego de escuchar y leer las declaraciones de la primera denunciante. “Vi los noticieros y las declaraciones de Antonella y reviví todo lo que me pasó a mí. En aquel entonces no tuve el coraje suficiente”, expresó.

Y abundó en las razones para la denuncia, pese a carecer de otras pruebas más que sus propias declaraciones. “La presenté sabiendo que no podrán hacer mucho con mi denuncia, porque no hay pruebas, como tampoco con Antonella. Pero lo hice para ayudar a aquellas mujeres que no tuvieron el coraje de denunciarlo”, contó Rosa, sobre lo vivido hace 25 años, en 1998.

“El pueblo de Alba Posse, convoca a la marcha”

Según Rosa, el ahora juez de paz de Alba Posse, “era amigo de la familia. Se ofreció a ayudarme a conseguir un trabajo como docente y yo confié en él. Conocí a su señora y a su hija, la primera vez que fui a su casa. Después tenía que retirar la carpeta. Cuando fui en la segunda oportunidad para retirar la carpeta, me encontré con que el señor estaba solo”, detalló la mujer.

“Me parecía un poquito raro, ingresé y le pedí la carpeta y él me decía que me sentara y quedara tranquila. (Usó) las mismas palabras que Antonella relató. Eran las mismas que me dijo a mí. Empezó a dar vueltas, me ofreció de tomar algo y me dijo que me quedara tranquila. Me encerré en el baño puse llave y escuché que puso llaves en las puertas”, precisó la denunciante, añadiendo que Augusto Aldir Z., “tiene una casa muy grande en Santa Rita”.

De acuerdo con Rosa, pudo escapar del lugar, pero sin poder dar aviso a nadie para que la ayudara. “Me quedé asustada esperando que alguien llegara, en ese momento, no teníamos teléfonos (móviles)”, sostuvo.

Ante la consulta de este medio, Rosa puso de relieve que “el pueblo de Alba Posse, convoca a la marcha (por la destitución del juez cuestionado) para este jueves a las 9 (frente al juzgado de paz)”

“Debe haber muchas más personas que callan, puede haber víctimas que no van a hablar por temor a su familia”

Por otra parte, Rosa comentó que no tuvo contactos con las otras denunciantes, excepto, por teléfono, con la primera en radicar una acusación formal contra Aldir Z. “Sólo dialogué con Antonella. No la conozco personalmente y ella pidió conocerme. Yo vivo en Posadas y ella en Santa Rita. Me dijo que necesitaba verme personalmente, y le dije que sí. Viajo muy seguido porque mi familia vive en Colonia Acaraguá”, aseveró.

Para Rosa, el episodio que vivió en 1998 y que revivió ahora, no es aislado y puede haber muchas víctimas más de Augusto Aldir Z., en estos últimos 25 años. “Debe haber muchas más personas que callan. Es muy complicado tomar el coraje para denunciarlo. Puede haber personas menores de edad, puede haber víctimas que no van a hablar por temor a su familia”, afirmó la mujer, recordando que el acosador tendría unos 50 años cuando ocurrieron los hechos en su casa de Santa Rita.

“Creo que era político, no sé qué hacía en el pueblo este de Santa Rita. Tenía un cargo, un poder, o me hacía creer eso. Ese día, cuando logré salir de la casa, fui hasta la comisaría y no tuve el coraje de entrar, pensé que tal vez me dirían que fui a provocarlo. Pensé que la palabra suya valdría más que la mía”, amplió Rosa, sobre los motivos que la llevaron a no denunciar al ahora juez.

Asimismo, Rosa añadió que tampoco hablo del tema con su familia, excepto con un hermano suyo. “No le conté a mi familia, a mi marido en ese entonces, era mucho dolor lo que cargaba dentro, lo que viví. Cuando vi el relato de Antonella, sufrí por 3 días: fueron las mismas palabras y como si estuviera pasando todo otra vez, puntualizó.

Sin autoridades provinciales interiorizándose del caso o tomando contacto con las denunciantes

En un tramo saliente de la entrevista, la mujer reveló que ningún funcionario o funcionaria provincial se comunicó con ella, para solidarizarse o interiorizarse de la denuncia, lo que podría esperarse de la Secretaría de Justicia (dependiente del Ministerio de Gobierno), de la Secretaría de la Mujer (del Ministerio de Desarrollo Social) o del Ministerio de Derechos Humanos.

“La denuncia la hice el viernes y se comunicó un periodista de Oberá (Javier López) que trabaja con uds. y me dijo que MisionesCuatro me iba a llamar. Son las únicas personas que se comunicaron”, confió Rosa.

De acuerdo con Rosa, este juez de paz, “ensució” la investidura, y “no es justo que siga con un cargo de juez cuando están sucediendo estas cosas. Es mucha impotencia la que se siente estando en mi lugar”, admitió la mujer. “Escuché rumores de que lo trasladaron a Campo Ramón, no sé si será verdad o no”, contó la mujer.

Por último, Rosa aclaró que cuenta con todo el apoyo de su familia para seguir adelante con las denuncias contra Augusto Aldir Z. “Le conté a mis hijos que son grandes –ahora ya soy abuela– y me dijeron que estaba muy bien lo que estaba haciendo, que se sentían orgullosos. A mi mamá no le dije nada, mi papá ya no vive, y a mis hermanos les conté por whatsapp. Primero conversé con mis hijos y me apoyaron en esto”, concluyó la mujer.

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