Las autoridades sanitarias de Noruega aseguraron que “no hay evidencia de un vínculo directo” entre las recientes muertes de ancianos inoculados contra el coronavirus y la vacuna de la farmacéutica estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNTech que recibieron.

Según las últimas cifras de la Agencia Noruega de Medicamentos, 33 personas de 75 años o más han fallecido en los últimos días luego de la vacunación. “Todos esos pacientes tenían enfermedades subyacentes graves”, dijo a Bloomberg el director médico de la agencia, Steinar Madsen.

“Claramente, el covid-19 es mucho más peligroso para la mayoría de los pacientes que la vacuna. No estamos alarmados”, aseguró Madsen, quien además indicó que es difícil probar que el fármaco sea la causa directa de los fallecimientos.

El país escandinavo ya ha inmunizado a casi toda la población de sus hogares de ancianos, con más de 48.000 personas vacunadas.

Aunque los médicos consideran que es posible que los efectos secundarios de la vacuna, en algunos casos puedan agravar enfermedades subyacentes. Explican que las muertes son más comunes entre los pacientes ancianos más frágiles y enfermos. Los fallecimientos reportados están muy por debajo de 1 de cada 1.000 personas vacunadas en los geriátricos del país, explicó Madsen.

La semana pasada, Pfizer comunicó que “está al tanto de las muertes reportadas luego de la administración” de su vacuna y aseguró que “está trabajando con las autoridades para recopilar toda la información relevante”.

Otros países como Alemania e Israel, también reportaron muertes de personas que fueron inoculadas recientemente, sin identificar vínculos causales.