Opinión

Drones en alto, familias bajo agua, salarios en el piso

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Por Emilia Pecaro

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Drones en alto, familias bajo agua, salarios en el piso

Mientras las aulas se inundan y los docentes claman por condiciones laborales justas, surge una nueva propuesta que, aunque futurista, está absolutamente desconectada de las urgencias actuales de la provincia. Parece que las paredes de las oficinas son cada vez más anchas y el sonido del pueblo no logra atravesarlas. Además, salir de los escritorios y caminar la provincia no parece una opción.

El escuadrón de drones destinado a modernizar la vigilancia y gestión de emergencias, flota sobre un escenario de descontento educativo y desastres naturales no mitigados. La imagen de drones surcando los cielos contrasta dramáticamente con la de escuelas y hogares sumergidos, ilustrando una realidad que indigna.

La ironía de la situación es palpable. Mientras se destinan recursos significativos a la tecnología de punta, maestros y alumnos enfrentan la adversidad en instalaciones que luchan contra las inclemencias del tiempo y la falta de mantenimiento. El conflicto docente en Misiones, lejos de encontrar una resolución que contemple mejoras salariales y condiciones laborales adecuadas, parece ser una nota al margen en la agenda gubernamental, eclipsada por proyectos de alto perfil tecnológico.

Drones en alto, familias bajo agua, salarios en el piso

Las recientes inundaciones solo añaden una capa más de complejidad y urgencia al panorama. Los eventos climáticos extremos, que dejan a familias enteras desplazadas y en precariedad, evidencian una falta de infraestructura adecuada para prevenir o al menos mitigar sus efectos devastadores. La propuesta de un escuadrón de drones, aunque útil bajo ciertos contextos, parece una solución desvinculada de las necesidades básicas y más apremiantes de los ciudadanos.

Antes de lanzar drones al cielo, miremos a la altura de los ojos a quienes educan a nuestros hijos. Resolvamos los conflictos terrenales, los que pasan acá al lado y se resuelven con un poquito de voluntad política. No hace falta más que eso, mirar, escuchar y buscarle la vuelta.

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