Posadas

Femicidio de Lucía Maidana: 9 años sin justicia y un violador serial que sigue suelto

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La joven estudiante de comunicación social fue violada y asesinada el 6 de abril del 2013 y la causa que investiga el juez de instrucción 1, Marcelo Cardozo sigue paralizada y sin avances sustantivos. Se sabe que el mismo violador –y femicida- atacó a otras tres estudiantes universitarias pero el crimen sigue impune.

Femicidio de Lucía Maidana: 9 años sin justicia y un violador serial que sigue suelto

POSADAS. Este miércoles se cumplieron nueve años de la violación y femicidio de Lucía Maidana (19) pero el crimen sigue impune y la única certeza que existe es que el femicida y violador serial nunca fue identificado. Para muchos allegados a la víctima, el femicida –que además violó a otras tres estudiantes universitarias en los años subsiguientes al 2013-, sigue libre y podría volver a atacar en cualquier momento.

Lo cierto es que la causa sigue virtualmente paralizada en el Juzgado de Instrucción 1 que preside el Dr. Marcelo Cardozo. Se trata del femicidio más cruento y resonante de Posadas en la última década, sobre todo, porque se constató que se trata de un violador serial que atacó a otras víctimas después de ultrajar y asesinar a la estudiante de Comunicación Social, el 9 de Abril del 2013.

Las pistas que muestra que se trató de un violador serial

Sobre el asesino de Lucía Maidana se tiene su perfil genético, su ADN, una prueba incontrastable. Esta prueba resuelve la mayoría de los crímenes pero en el caso del femicidio de Lucía, la justicia y la policía misioneras fueron incapaces de recopilar otras pistas, indicios o testimonios para vincularlos con el perfil genético del criminal y construir una sólida acusación contra un sospechoso.

Asimismo, resulta pertinente subrayar que ese mismo ADN aparece en las escenas de otros tres ataques sexuales perpetrados en perjuicio de jóvenes estudiantes universitarias de un perfil criminalístico similar al de Lucía. Es decir, para la justicia está constatado que el autor material del femicidio, además de un asesino, es un violador serial. De hecho, los cuatro crímenes muestran no sólo, el mismo rastro genético, sino idéntico modus operandi.

El caso de Lucía Maidana

La violación y femicidio de Lucía Maidana, una joven estudiante de Comunicación Social y Gastronomía de 23 años, fue perpetrada el 6 de abril de 2013, en el departamento 2 del inquilinato en el que vivía sobre la calle Estado de Israel, en el barrio El Palomar de Posadas.

Según publicó LVM, ese día era un sábado de Semana Santa. Lucía había vuelto antes de su casa en Capioví porque tenía cuestiones de estudio por resolver. A la tarde estuvo junto a unas amigas y el grupo quedó en volver a encontrarse a la noche, pero la joven nunca más respondió los mensajes.

La justicia estima que el crimen fue perpetrado entre las 21.30 y las 22.30, lapso en el cual existe un vacío temporal entre su último mensaje y la intervención de sus vecinos cuando notaron el humo que salía de su habitación. Es que el criminal –también se especula que pudo haber cómplices- prendieron fuego el departamento para destruir elementos que podrían llevar a la identificación del asesino.

En primera instancia, se pensó que el caso pudo haberse tratado de un incendio accidental. Pero los forenses concluyeron que se trató de una muerte violenta y que la joven además presentaba signos de haber sido abusada sexualmente. En paralelo, los peritos establecieron que el incendio fue generado intencionalmente, con el claro objetivo de borrar huellas.

El cuerpo de la joven presentaba al menos tres golpes en el cráneo, efectuados con un objeto contundente que nunca fue hallado. En la escena tampoco fue encontrada la notebook que Lucía utilizaba. Fue lo único que el femicida –y/o sus cómplices- robó del lugar.

El primer implicado en la causa

En la investigación que instruye el juez Cardozo, las primeras sospechas apuntaron a Nicolás Sotelo, un ex inquilino del mismo predio, pero que 50 días antes del crimen se había mudado. Por entonces el ex estudiante de Antropología, quedó en la mira porque había agredido verbalmente a Felicita Maidana, la hermana de Lucía, con quien la víctima residía en el inquilinato del barrio El Palomar.

Felicita llegó a denunciar a Sotelo por violencia de género debido a peleas del mencionado con su novia. Y el joven debió mudarse del inquilinato a raíz de las denuncias.

Dado que ni el portón ni la puerta del departamento de Lucía fueron forzados, los investigadores creyeron el asesino tenía conocimientos o llaves de acceso al lugar, por lo cual la vinculación de Sotelo en el caso parecía encuadrar con la hipótesis del asesinato y violación por como una suerte de venganza contra las hermanas Maidana.

Así, Sotelo fue detenido pocas horas después y permaneció un mes tras las rejas. Sin embargo, la justicia no encontró más pruebas en su contra. La geolocalización de su celular marcó que durante la noche del hecho él se encontraba en la zona céntrica de Posadas y se recolectaron varios testimonios que acreditaban lo mismo.

Sotelo con falta de mérito pero sin sobreseimiento definitivo

Pero lo que resultó clave fue el cotejo entre su perfil genético y las muestras de ADN halladas en el cuerpo de Lucía (el semen del violador y femicida), lo cual arrojó resultado negativo. Esa prueba terminó quitando a Sotelo de la escena del crimen. Sin embargo, tiempo después Sotelo volvió a quedar incriminado al ser halladas las llaves de la víctima.

Es que un testigo aseguró haber visto cuando el implicado arrojó, desde la Facultad de Humanidades -sobre calle San Lorenzo- hacia un edificio ubicado enfrente, las llaves que pertenecerían a la joven asesinada. Según el testigo, Sotelo habría dicho que esas llaves lo podrían complicar. Policía realizaron la búsqueda y encontraron un manojo de llaves que efectivamente abría la puerta del departamento de la estudiante de Comunicación Social.

Entonces, Sotelo apareció en las nuevas hipótesis como autor intelectual, instigador o facilitador del crimen. Sin embargo, esa línea investigativa nunca prosperó y fue desvalorizada a raíz de la falta de otros elementos que sustenten la hipótesis. Así, el juez Cardozo dictó una falta de mérito en favor de Sotelo. Sin embargo, por el hallazgo de la llave y el testimonio, Sotelo aún no fue sobreseído por completo del expediente.

Tras la liberación de quien hasta ese momento aparecía como el principal sospechoso, la investigación quedó completamente empantanada y donde no aparecían nuevas pistas. Incluso, desde la Justicia también se comunicaron con la empresa tecnológica Acer para intentar rastrear el paradero de la notebook sustraída, pero no hubo respuestas.

Una causa paralizada hasta un aleatorio cotejo genético en otros casos similares

Esa inmovilidad cambió cuando un entrecruzamiento de información entre distintos juzgados posadeños confirmó que el femicida de Lucía violó a otras dos jóvenes en 2016. Incluso, cuando esa noticia se conoció, atacó una vez más en 2018.

Estos ultrajes sexuales con acceso carnal fueron perpetrados con un claro patrón criminal. Las víctimas fueron sorprendidas desde atrás, sin posibilidad de defensa, inmovilizadas con un golpe seco que las dejaba inconsciente y luego violadas. Al igual que Lucía, todas eran estudiantes. Ninguna de pudo describir a su atacante. Del violador serial sólo quedó su ADN, presente en todas las escenas, pero aún hasta hoy no se sabe a quién pertenece.

De hecho, según confió a MisionesCuatro, Roxana Rivas, abogada querellante en la causa por el femicidio, posiblemente a Lucía la asesinó porque la joven pudo haberlo reconocido.  

El perfil criminal del violador serial de Posadas

Desde el 26 de febrero de 2019 existe una comisión policial especialmente creada para hallar a este violador serial de estudiantes universitarias de Posadas. Los investigadores trabajan sobre los cuatro expedientes en los cuales aparece el mismo el ADN, y ya cuentan con un perfil criminalístico del criminal. Sería un hombre de contextura robusta, de personalidad “masculina fuerte”, de entre 30 y 40 años, y familiarizado con la Universidad Nacional de Misiones (UNaM).

“Lo cierto es que no hay idea de quién puede ser, lo que significa que es una persona cuya conducta pública probablemente no sea sospechosa, que sea una persona absolutamente ‘normal’ como dirían, un buen padre de familia, un buen vecino, a lo mejor un buen docente, un buen profesional, lo que sea y que tiene estas conductas”, analizó Rivas sobre el violador serial y femicida de Posadas.

Ante la escasez de pistas certeras, la situación abre un abanico de hipótesis: que el sujeto pudo haber muerto, que sigue libre pero huyó de la provincia o que sigue suelto y con posibilidades de volver a atacar. Para las autoridades, el fallecimiento o la huida son los escenarios menos dañosos, porque implicaría que no habrían nuevas víctimas. Más allá de que el crimen de Lucía sigue impune.

La prueba de ADN que exculpó a Sotelo

En diálogo con MisionesCuatro, la abogada Roxana Rivas dijo el año pasado que el poder judicial misionero “debería sentirse interpelado por la sociedad y decir qué está haciendo para atrapar (al violador serial y asesino de Lucía)”.

Pero fue más allá, al señalar que la prueba de ADN fue determinante para que la causa siga abierta, sin un “perejil” condenado. “Si no hubiera existido el ADN, (Nicolás) Sotelo habría sido condenado y nadie habría objetado nada”, lanzó Rivas sobre el único imputado que tiene la causa, el supuesto entregador de la llave del departamento de la víctima.

“La muestra de ADN en el cuerpo de Lucía descartó a Sotelo. Y después, por casualidad, se lo cotejó con las muestras de las otras dos víctimas y así surge la hipótesis del violador serial, que es más peligroso, porque además es un femicida”, expresó la abogada.

Dra. Roxana Rivas

El problema de la ausencia de un Registro de Delincuentes Sexuales en Misiones

Consultada al respecto, Rivas insistió en que en Misiones no hay un registro de delincuentes sexuales, por lo que esta muestra de ADN (semen) extraída del cuerpo de Lucía, está siendo cotejada con las muestras de otras víctimas. “Acá no hay un registro de delincuentes sexuales. Pero está el resultado de la muestra del ADN encontrada en el cuerpo de Lucía. Lo que se está haciendo es cotejarla con las muestras obtenidas en otras víctimas”, comentó por entonces la abogada.

En cuanto a la creación de un Registro de Delincuentes Sexuales, “podría ser clave si este hombre fue condenado por un delito contra la integridad sexual. Pero nuestra sospecha es que es muy posible que nunca fue judicializado. Porque es un buen vecino, padre de familia, maestro o profesional que nunca cayó por ningún motivo en la Justicia”, alertó la abogada, recordando que “los bancos de datos funcionan con delincuentes condenados o con personas que voluntariamente se prestan para exámenes de ADN”.

Según la abogada, es difícil avanzar con la investigación para los querellantes, teniendo en cuenta las características del crimen de Lucía. “Como querellantes y abogados no tenemos los medios para hacer una investigación paralela a la de la justicia. El querellante tampoco tiene facultades sobre la policía. Sólo por las conjeturas del expediente pensamos que es una persona de la que nadie pueda sospechar. Si se sabe quién es, en su círculo íntimo, nadie habló”, reveló Rivas.

Reclamo por los femicidios impunes frente al Palacio de Justicia de Misiones

Cuestionamientos a la justicia misionera

Finalmente Rivas volvió a apuntar a las responsabilidades de la Justicia en este caso y, sobre todo, a la forma en la que se manejan de cara a la sociedad. “La negligencia en la investigación es obvia y evidente. Si vuelve a aparecer una víctima, por más que hagan el entrecruzamiento de datos, puede ser que no lo comuniquen más. Para no ir alertando a la población o evidenciando la falta de un trabajo serio en la búsqueda”, denunció Rivas.

Los jueces y fiscales en Misiones, “no se sienten en la obligación de comunicar. Deberían explicarle a la sociedad, por qué hay un violador serial suelto y qué están haciendo para atraparlo. Pero esa práctica judicial acá no existe. Hasta en Bs. As. hay un fiscal que sale a dar explicaciones. Salen porque están compelidos a hacerlo. Acá no logras una entrevista con el juez ni con nadie”, se quejó la abogada, en obvia referencia a los mencionados juez Marcelo Cardozo y fiscal Amalia Spinnato.

“Es una obligación del Estado garantizar la seguridad. Esto sí es un caso grave de inseguridad, sobre todo de las mujeres”, sentenció Rivas.

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